lunes, 19 de diciembre de 2011

Andalucía se ríe.

Parece ser que últimamente a una serie de personajes más menos públicos les ha dado por pinchar a los andaluces, atacando nuestro acento, nuestras costumbres, y recalcando los estereotipos con los que esta tierra ha cargado durante muchísimos años. A mí me hace mucha gracia todo este asunto. Y cuando digo que me hace gracia, me refiero a que me rio a carcajadas cada vez que leo algo nuevo relacionado con el tema. Porque se refieren a nosotros como a una tierra de incultos, cuando con su propia afirmación están rebajándose a la incultura de la que ellos nos acusan.

Si estos personajes estuviesen un poco informados y culturizados, no hablarían de incultura o de vaguedad a la hora de señalar a una tierra de trabajadores que ha parido a grandes artistas que se han ganado el respeto en todo el país y parte del mundo. Es por esto que no me importan ni me hacen daño sus burdos intentos de ridiculizar y rebajar al salvajismo a la tierra que me ha visto crecer. Porque mire para donde mire no veo ningún solo hecho en el que puedan apoyarse sus premisas.

Y, como dije antes, me rio mucho cuando semejantes bestias afirman que los andaluces somos unos vagos, sabiendo que probablemente el aceite que han tomado esa mañana en el desayuno tenga denominación de origen andaluza, y esté en su mesa gracias a tantos jornaleros que se levantan cada mañana cuando ni tan siquiera ha salido el sol y se parten el lomo día tras día en la recolecta de aceituna. O que las bandejas de polvorones que adornarán sus mesas en estas fiestas habrán salido con casi total certeza de Estepa, de mi tierra, donde otras tantas miles de personas se dejan la piel en las fábricas día y noche, durante meses.

Pero la guinda del pastel es cuando hacen referencia a nuestra lamentable incultura, porque parecen olvidarse del gran legado de escritores, poetas, cantantes, científicos, pintores y, en definitiva, personajes de gran relevancia cultural que Andalucía ha aportado al mundo. Parecen olvidarse de Vicente Aleixandre, un sevillano y a la vez Premio Nobel de literatura en 1977. Se olvidan también de Pablo Ruíz Picasso, pintor malagueño reconocido más allá de las fronteras. No recuerdan que nuestra región es líder mundial en cuanto a trasplantes de órganos se refiere, y no recuerdan tampoco a aquellos andaluces que un 4 de diciembre alzaron sus puños y su voz, demostrando su valentía y su inteligencia, y dejando claro que aquella tierra era tan libre como la conciencia de sus habitantes. Se olvidan de tantos y tantos nombres, de tantas hazañas y tantos detalles importantes, que su propia desinformación derriba sus ataques hacia nuestra persona como si de un castillo de naipes se tratase.

Es por todo esto por lo que me es imposible indignarme con todas las declaraciones que intentan desprestigiarnos, porque nos avalan miles de años de historia, y un presente rico en prosperidad y cultura. Y es por esto por lo que se me llena la boca al afirmar que he crecido en Andalucía, tierra de soñadores capaces de reírse y de refutar cualquier afirmación absurda que se lance en su contra, sin pies ni cabeza.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Sumémonos al cambio.

Súmate al cambio. Tres palabras que han hecho las veces de eslogan del Partido Popular durante la campaña electoral previa a las recientes elecciones del sonado 20-N. Éstas nos invitaban a decantarnos, a la hora de ejercer nuestro derecho al voto, por la opción de la derecha española, teniendo en cuenta el cambio que esto iba a producir en la política del país. Sin duda, un cambio considerable al girar los tornos por completo en el gobierno del Estado español.

No obstante -y por desgracia- este cambio no supondrá nada nuevo para los españoles, ya que vivimos esta misma situación antaño, hace algo menos de ocho años. Y es que, a pesar de la gran variedad, el gran número de partidos políticos presentados a las últimas elecciones, los votantes se empecinan en seguir manteniendo el bipartidismo PP-PSOE, alentado por los medios de comunicación y, si bien esta vez el PP ha obtenido la mayoría absoluta, tarde o temprano el PSOE volverá a tomar el poder, otorgado por la gran cantidad de ciudadanos confusos que van cambiando de bando, de izquierda a derecha, sin pararse a mirar la cantidad de opciones que quedan por el camino, y sin entender que el cambio difícilmente va a producirse en las urnas.

Es cierto que debemos sumarnos al cambio, como bien rezaba el lema del Partido Popular anteriormente citado, como también es cierto que no es un cambio de imagen en el gobierno el que debemos buscar, ni un cambio sugerido como reformas en algunas políticas, quedándonos con el mismo perro con el collar cambiado. Lo que de verdad debería interesarnos es un cambio radical, un giro de 180 grados en nuestra forma de ver la política, en nuestro propio pensamiento. Deberíamos buscar una forma de política en la que los ciudadanos no seamos un elemento secundario y pasivo, dejando todo en manos de unos líderes que no buscan otra cosa sino sus propios intereses, y comenzar a mostrarnos activos a la hora de hacer política.

En resumen, deberíamos sumarnos a un cambio en el que nuestra opinión se comenzase a tener en cuenta, y nuestra voz resonase más allá de nuestros propios oídos. Un cambio que supusiera el reconocimiento de las reflexiones del pueblo, el entendimiento por parte de éste de que no es solo un elemento más en manos de unas cuantas autoridades, sino que son esas autoridades las que deberían estar en nuestras manos. Deberíamos sumarnos no a un cambio cualquiera, sino a nuestro propio cambio. Aunque para eso deberíamos restarnos de los cambios políticos habituales.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Soledad.

Soledad, triste y melancólica
ves pasar conmigo el tiempo en el reloj.
Y aún estando rodeadas de personas
siempre estamos solas, soledad y yo.

He llegado a odiarte con el alma
aunque nadie sino tú sepa darme calor,
y he llegado a quererte en esas noches
cuando en el silencio estaba el reino de mi voz.

Y he pasado tantos dias, tantas horas
deseando tener que decirte adios
que ahora me aterra el quedarme a solas
si me dejas sola con mi alrededor.

Y estás tan viva y al tiempo tan muerta,
y es tan alegre y triste tu canción
que sin quererte ya no puedo sino quererte,
aunque todo lo que quiera sea decirte adios.

Cuando estamos solas, sin quedarnos solas,
aunque busque tu ausencia pintada en mi voz,
siempre encuentro nada, a solas contigo,
estando siempre a solas, soledad y yo.

sábado, 6 de agosto de 2011

Detener el tiempo.


El paso del tiempo es tedioso. Los años se van demasiado deprisa, aunque a veces un minuto pueda convertirse en una espera demasiado larga. El segundero del reloj no hace más que contradecirnos, y cuando deseamos detener el tiempo, éste vuela por la esfera burlándose de nuestras codicias, para ralentizarse hasta el punto muerto cuando necesitamos que el tiempo vuele. Y aunque lo supliquemos, no habrá reloj que permita a sus manecillas girar atrás en el tiempo.
Por eso debes aprender burlar al tiempo. No dejes que éste te convierta en uno de esos hombres grisáceos que andan de la mano del estrés y de su maletín, cuyas manecillas solo giran en torno al dinero. No permitas que el paso del tiempo altere tu fondo más inocente, ese a donde vas cuando hay algo por lo que reir como un niño, o cuando te topas con algún sentimiento que, sorprendentemente, el dinero no podría comprar. Ese fondo donde siempre pides al segundero que detenga sus alas eternamente.

miércoles, 15 de junio de 2011

Otra playa.

Está atardeciendo, y la marea sube por momentos. Los últimos bañistas aprovechan los tintes naranjas del cielo, que se van atenuando y se dejan envolver en un aura azul marino. Las olas comienzan a aparecer, bulliciosas, creciendo por el camino y luciendo sus crestas. Todas quieren besar la arena, y sentirse parte de su estabilidad.

A lo lejos, sin que nadie repare en ella, una ola se queda agazapada, avanzando lentamente hacia el saliente rocoso y, tímida, asoma su cresta a la playa vecina. Sabe que no pertenece a ella, que allí hay otras olas. Pero está segura de que ninguna desea con tanta fuerza romper en aquella orilla, morir de placer empapando aquella arena. Y, como cada noche, vuelve a coger impulso, y vuelve a estrellarse con furia contra las rocas. No puede. No consigue atravesar esa barrera.

Y como cada noche, vuelve cabizbaja a alta mar, aguardando el momento en que vuelva a caer el telón del día, y pueda volver a intentar estar cerca de aquella playa.


viernes, 20 de mayo de 2011

Campaña destructiva.

A veinte de mayo, faltando dos días para la apertura de las urnas, he querido informarme debidamente sobre lo que puedo cambiar con mi voto el próximo domingo. Buscando propuestas, intenciones de mejora para la ciudad de Estepa, no me he topado más que con el arduo deseo de descalificar al contrincante, con el juego sucio de cuatro políticos que pretenden subir a la cumbre a base de pisar la cabeza del que pueda adelantársele.
Es muy triste que dichos personajes tengan que recurrir a sucios trucos, como panfletos insultantes a la oposición o, el extremo de los extremos, la difusión de conversaciones privadas que dejan en evidencia las malversaciones del contrincante. Quizás todo sería mucho más fácil si cada candidato se dedicase a resaltar las cualidades de su futura acción política, mostrando con transparencia las propuestas para mejorar la sutiación actual.
Pero, desafortunadamente, optan por el camino fácil, abriendo una guerra que llega a afectar a terceras personas ajenas a la campaña electoral. Y lo atroz de todo esto es que no todo queda en familia, que no sólo Estepa está sufriendo los desacuerdos, negaciones de cooperación y ataques entre sus políticos, si no que, parece ser que por regla general, cuando se es político tu trabajo consiste en mantener el poder a base de arrebatarle la dignidad a los demás, seas quien seas, y seas de donde seas. Y es una verdadera pena que, a día 20, haya tanta gente que todavía no encuentra motivos para votar -o para no hacerlo- a cualquier partido, más allá de los trapos sucios sacados a relucir por la competencia.

miércoles, 27 de abril de 2011

Híspalis.


Inmensa reina, paseas dorada
por los ojos de mil transeúntes.
Rompe el sol el último pespunte,
y te observo, grandiosa, en la ventana.

Igual que se admira la tierra soñada,
admira tu río a tu Torre del Oro,
y guarda, imponente, con gran decoro,
las calles desiertas la bella Giralda.

Amante del sol que calienta tus casas,
Preciosa frontera del puerto de indias,
madre imperial de culturas mezcladas.

Me hallo temprano mirando tu cara,
tu horizonte lejano. De lejos, Sevilla,
me embelesa tu vista desde Triana.

viernes, 25 de marzo de 2011

¿Quién se ha llevado mi queso?


Sabes que es amor cuando no hay más brillo que el de sus ojos. Cuando todos tus pasos acaban frente a ellos. Cuando todos tus sueños no son capaces de ver más allá de su nombre. Cuando te dispones a dejarlo todo de lado, a cambiar tus planes y a dibujar una vida que no es la tuya, por el simple hecho de poder besarle la frente al despertar cada día. Cuando, con todo esto, sin necesitar nada más, te sientes feliz.

Hace tiempo que perdí de vista mi queso. He corrido a buscarlo, y en la búsqueda lo he olido muchas veces, he cerrado los ojos y lo he saboreado. He vivido en la ilusión, creyendo saber dónde se encontraba, segura de poder alcanzarlo en cualquier momento. Siempre he creido que mi queso estaba en un lugar fijo, para no moverse nunca. Creí que me estaba esperando en una vida fija, donde mis sueños no iban más allá de una vida hierática y monótona, con una familia feliz y alguien con quien despertar cada mañana. Pero, al abrir los ojos, un día, dejé de saborear el queso. Ni tan siquiera podía olerlo.

Comencé a sentirme vacía y, aunque tarde, comprendí que mi queso estaba muy lejos del amor y la estabilidad. Que mis sueños sabían ver mucho más allá del amor, y que el vacío que sentía me indicaba que eso no es para mi.

Quizás, cuando mi queso se canse de viajar, decida pararse junto a algún corazón. Hasta entonces, correré tras él, me dejaré llevar, sin pausa, pero sin prisa.

Aires de primavera.


Sevilla se ha puesto su traje de sol. Ahora se mira, coqueta, en el reflejo del río, desde Triana. Me percaté de que la primavera había vuelto cuando salí a la calle y, agradable sorpresa, mi barrio de acogida se había perfumado de azahar. Pasé una de las mejores tardes recorriendo sus callecitas, sonriéndole al sol, que bajaba por las fachadas de las alfarerías para dar de lleno en todas sus gentes.

Noté que a la primavera le encanta pasar su época en Triana, porque con solo abrir la ventana ya se respira alegría, y en la calle todos caminan sonriendo. Los árboles agitan sus hojas, componiendo sones de azahar, que se mezcla con el olor a pescaito frito. Todo el mundo se sienta en las terrazas a compartir unas cañas con amigos, y se escuchan carcajadas, que tambien se mezclan en el aire, junto con la brisa agradable que respira el Guadalquivir.

A la orilla del río, los jóvenes -y no tan jóvenes- buscan dorarse la piel con el oro del sol, que viste de gala por primavera. Algunos lanzan sus cañas bajo el puente de Triana, y los turistas disparan los flashes, inmortalizando la imagen que Sevilla les regala a las puertas del mes de abril.

Al caer la noche la ciudad hace gala de su buena temperatura, y lleva a la gente a recorrer sus emblemáticas calles del centro, mezclándose con la historia, velados por la imperiosa Giralda. Y es que, al llegar la primavera, no hay en Sevilla una sola persona que no sonría al salir a la calle, porque mezclados con toda su esencia, sus aires nos envuelven con un toque de magia.

jueves, 17 de marzo de 2011

Atardecer.

El sol, agotado, se está derritiendo. Lleva brillando con fuerza desde bien temprano y, ahora, satisfecho y sereno, se derrama formando una cascada, bañando las paredes de los edificios. La sombra lo persigue, y a lo lejos se ve llegar a la noche. La luna ya asoma, tímida, en lo alto de el cielo. Evita encontrarse con el sol, pero ahora que él se aleja, lo observa embelesada, sin ser vista. El sol, fingiendo no verla, la mira de reojo, y desea ser tan lejano como las demás estrellas, para compartir la noche con aquella dama. Antes de sumergirse en el mar para apagarse hasta un nuevo día, quiere regalar una despedida digna a aquella que le observa discretamente. Y despliega toda su belleza, formando en el cielo un estallido de color, tiñendo cada rincón de naranja, y sonriendo por saber que brilla en los ojos de tantas personas que, ahora que se apaga su fuego, no pueden dejar de admirar su belleza. La luna ruega a la noche que no llegue nunca, que pare el tiempo y retenga esa imagen hasta la eternidad. Pero ésta, queriendo derrocar al sol en cuanto a belleza, va apagando el tono anaranjado que queda suspendido del cielo y, poco a poco, va comenzando su reinado. La luna está tan contenta que hoy está completa, se ha llenado de la belleza del sol. Ahora, sintiendose protagonista, brilla con fulgor sobre la noche, observando divertida los miles de puntos luminosos que forman la ciudad. Y esperando impaciente el amanecer donde, de lejos, volverá a verle salir, deseando una y otra vez parar el tiempo.


jueves, 24 de febrero de 2011

Lenguaje coloquial.


Discapacitados. Tengo la suerte de conocer a un gran puñado de ellos. Y cuando digo suerte no pretendo hacer referencia a que su situación sea de suerte. Me refiero a que yo no podría tener más suerte de haberles conocido.
La entrega que les das, tu ayuda, tu tiempo libre, son más que recompensados con sus abrazos y sonrisas. Con sus te quiero, inocentes pero sinceros, son capaces de elevar tu ánimo al infinito en tus peores días. Y, aún no teniendo nada, te hacen sentir la persona más rica del mundo, porque todo ese cariño no tiene precio equivalente.
Ellos te engrandecen, te fortalecen, te abren los ojos, te animan a seguir adelante, te enseñan a apreciar cada detalle... Porque ellos son los seres más fuertes y alegres del planeta. Su sinceridad te hace reir, sus lágrimas te hacen renacer, sus sonrisas... son incomparables. Porque ellos son muchísimas cosas, pero no son tontos, ni tontitos. Ante todo son PERSONAS, por supuesto, mejores personas que usted, diputada Celia Villalobos. Porque, "coloquialmente hablando" usted no es tontita, es TONTA. Con todas sus letras.

sábado, 19 de febrero de 2011

La grandeza de la experiencia.


Nunca se para de crecer... Y se crece cuando se aprende algo nuevo. Hoy es hora de aprender que olvidar no nos ayuda, y marchar sin volver la vista aún menos. Debemos mirar atrás antes de cada paso para no tropezar con la misma piedra dos o más veces, avanzar con la seguridad de la experiencia, sorteando lo vivido y archivando toda suerte de nuevos obstáculos que puedan hacernos crecer. Hoy es hora de aprender que para sentirnos mejor no es necesario olvidar, sino asumir. Que cuando nos duele el ser la mejor medicina es hacerlo algo nuestro, asumir consecuencias que, en un futuro, serán la vacuna que prevendrá catástrofes en nuestro estado de ánimo.
Cada surco que marque nuestra tez en el hastioso futuro, será una marca del sorteo del tiempo, una página escrita en nuestro libro, que podremos releer cuando nos encontremos bloqueados ante los obstáculos, para aprender de nosotros mismos que la vida se basa en la experiencia, que hay que vivir y arriesgar, dejar atrás el miedo a equivocarse porque, sin duda, equivocarse es invertir en nuestro futuro de una forma totalmente segura.

sábado, 12 de febrero de 2011

Romanticismo.




Amar es el sufrimiento más dulce que puede sentir una persona. Cerrar los ojos y abrigar la necesidad del tacto de unas manos, estremecerse al oír un nombre... "Quien lo probó lo sabe".
Actualmente los sentimientos se han enfriado y se ha infravalorado el romanticismo. Los pequeños detalles ya no tienen cabida en el concepto de amor que a dia de hoy conocemos todos, porque nos parece más oportuno, seguro e importante poder comprar un sentimiento, creyendo que apostamos sobre seguro.
Es por esto por lo que celebramos el 14 de febrero. Es un perfecto día para demostrar, mediante regalos perfectos o cenas románticas y ñoñas, el amor que sientes hacia tu pareja y, de paso, dejar ver tu sobrada capacidad económica. Y nos consideramos los reyes del romanticismo al ver la cara de felicidad de nuestra pareja al ver que su regalo asciende a una cifra económica incalculable. En mi opinión, no es este el tipo de romanticismo que necesitamos sentir en cada poro para tener un motivo más por el que vivir.
El romanticismo es una mirada cómplice al escuchar una melodía. Es el apoyo y el ánimo recibido cuando tienes el mundo encima. Es una reconciliación con lágrimas despues de un pique sin sentido... el romanticismo reside en cada detalle que, por pequeño que sea, conforma el dia a dia de una pareja, y hace que el sentimiento siga vivo. Es un concepto abstracto que nada tiene que ver con el materialismo. Sin embargo, como todo en su vida, el hombre ha preferido monetizarlo.

viernes, 4 de febrero de 2011

"Un libro abierto es un amigo que habla. Cerrado, es un amigo que espera".


Es maravilloso poder leer. La indecisión ante el estante, revisar las contraportadas, acariciar los lomos y, de repente, posarte en uno. Dejar su hueco entre los demás, y pasar la mano por la portada, intuyendo la historia en la que estás a punto de sumergirte. Y abrirlo. Pasar las páginas de forma ligera y disfrutar del sonido del aleteo con el que chocan, y acercar la nariz y olfatearlas, y darte cuenta de que siempre tienen ese olor característico, que transmite un cosquilleo y te invita a perderte por los pasillos de sus letras. Pasar las páginas blancas, disfrutando del tacto áspero de la celulosa, que anticipan el principio de tu aventura. Y, por fin, llegar al principio, mimar a la vista con las pequeñas letras de imprenta, que se unen para ti, deleitándote con su relato. Y leer. Devorar ávidamente la historia, saboreando cada palabra y cada frase, dejándolas retumbar en tu mente. Cerrar los ojos e intuir lugares, rostros, objetos... Y situarte dentro de la trama, sentirte parte de ella. Desviar la mente de todo lo que te rodea, poniendo toda tu atención en las hojas que tienes delante, y pasarlas con intriga, con la incertidumbre de saber qué te espera al comienzo de la siguiente. Sentir la satisfacción al llegar a la última página, cuando ya no hay secretos, cuando tu mente posee otro bello recuerdo de papel, y nostalgia al devolverlo al estante, deseo de poder seguir viviendo tantas sensaciones en ese remolino que te envuelve, que no es más que un montón de papel convertido en tesoro.
Y es que para disfrutar plenamente de un libro hay que poner los cinco sentidos en ello, sentirlo parte de ti, imaginar sus latidos y hacer que vayan al unísono con los tuyos.
Me da pena todo aquel que afirma no haber leído jamás un libro, sobre todo aquel que lo afirma orgulloso porque, sin duda, se está perdiendo uno de los mayores placeres que puede tiener el ser humano: el placer de leer.

martes, 1 de febrero de 2011

Una chispa de luz.

El hombre es un animal pesimista. Pase lo que pase, siempre ve el vaso medio vacío y, a pesar de ello, se ahoga dentro de él. Es capaz de recordar toda su vida los momentos de máxima tristeza y, sin embargo, su memoria es efímera cuando se trata de felicidad. Puede guardar rencor eternamente por una mala acción, olvidando los miles de momentos felices que vivió. El problema de todo esto reside en nuestra incapacidad de mirar a través de las gafas del optimismo, de hacernos creer que la cosa más simple, la sonrisa de un niño, puede arreglarnos la vida.





El nuevo spot de Coca Cola, la marca líder mundial de refrescos, quiere recordarnos que no todo está perdido. Dejando a parte la finalidad del anuncio, que no es otra que vendernos el refresco, yo me quedo con su esencia. La esencia de recordarnos que estamos aquí por poco tiempo, y no podemos gastarlo con una mueca de disgusto en la cara. De demostrarnos que el mundo no agoniza, que quedan miles de ilusiones por las que seguir viviendo y luchando y, sobre todo, la esencia de hacernos ver que todo es mucho más facil cuando nos quitamos la venda y podemos ver que la balanza se decanta por el lado de lo sencillo, de lo bueno... de la felicidad.

http://www.youtube.com/watch?v=yo4Kl3_nKd8

lunes, 31 de enero de 2011

En nombre de la paz.


El viento arrulla calmado rozando la tierra. La tarde es serena, anaranjada, tocada de una ligera y amarga desesperanza. Un sudor frío recorre su rostro, aferrándose a la barbilla en un último momento, para caer finalmente al vacío. Sus manos tiemblan, peligrando la caída del arma que soportan, y su cuerpo entero permanece en tensión, intentando mantener los sentidos en un estado imposible de lucidez. A la trinchera se acerca, de cuando en cuando, el eco de los sonidos de muerte que se están sucediendo a pocos metros.
Bajo una orden de ataque, sale a correr esquivando cadáveres de quienes nada tuvieron que ver con todo aquello. Se hace inmune a lo humano, y conmienza a cargar contra inocentes y contra culpables, que al fin y al cabo no son más que inocentes que cargan con el peso de la responsabilidad de otros. El olor a pólvora y muerte impregna el aire, las cenizas manchan la conciencia de aquellas marionetas mortuorias, y los gritos desgarrados quiebran los cristales de las almas corrompidas.
Las piernas apenas responden, la vista no alcanza a ver hasta donde va a parar la bala que debía atravesar otro cuerpo. Corre, intenta salvarse del horror, los nervios afloran, y no le da tiempo a sentir dolor, porque ya no siente. Otro cadaver flotando en aquel mar de muerte, que será condenado al escuadrón del olvido.


Mientras tanto, a miles de kilómetros, suena un teléfono. Unos dientes afilados de hiena responden a la llamada: supuestas malas noticias. El oro negro se ha cobrado otra vida. El monstruo deja ver su consternación, y acto seguido, al colgar, se enciende un habano, celebrando la satisfacción de la entrega de sus títeres en nombre del dinero, al que ha puesto el sobrenombre de paz.


domingo, 30 de enero de 2011

Necesito salir.


Es lo que grita de vez en cuando. Me golpea el pecho y grita, me agita el pulso y logra sacarme una sonrisa. Yo corro a por papel y lápiz, y la dejo libre. Me guía por el papel, y escribe hasta saciarse. A veces, se marcha y lo deja todo inacabado, y me abandona con la incertidumbre de saber cual será el final. Pocas veces es constante y puede terminar lo que empezó. Es, simplemente, impredecible.
Necesitaba un lugar donde guardar sus trastos, sus retales, esbozos y textos finales. Y aquí está, compartiendolos con cualquiera que quiera hacerlos suyos.