sábado, 6 de agosto de 2011

Detener el tiempo.


El paso del tiempo es tedioso. Los años se van demasiado deprisa, aunque a veces un minuto pueda convertirse en una espera demasiado larga. El segundero del reloj no hace más que contradecirnos, y cuando deseamos detener el tiempo, éste vuela por la esfera burlándose de nuestras codicias, para ralentizarse hasta el punto muerto cuando necesitamos que el tiempo vuele. Y aunque lo supliquemos, no habrá reloj que permita a sus manecillas girar atrás en el tiempo.
Por eso debes aprender burlar al tiempo. No dejes que éste te convierta en uno de esos hombres grisáceos que andan de la mano del estrés y de su maletín, cuyas manecillas solo giran en torno al dinero. No permitas que el paso del tiempo altere tu fondo más inocente, ese a donde vas cuando hay algo por lo que reir como un niño, o cuando te topas con algún sentimiento que, sorprendentemente, el dinero no podría comprar. Ese fondo donde siempre pides al segundero que detenga sus alas eternamente.

No hay comentarios: