jueves, 24 de noviembre de 2011

Sumémonos al cambio.

Súmate al cambio. Tres palabras que han hecho las veces de eslogan del Partido Popular durante la campaña electoral previa a las recientes elecciones del sonado 20-N. Éstas nos invitaban a decantarnos, a la hora de ejercer nuestro derecho al voto, por la opción de la derecha española, teniendo en cuenta el cambio que esto iba a producir en la política del país. Sin duda, un cambio considerable al girar los tornos por completo en el gobierno del Estado español.

No obstante -y por desgracia- este cambio no supondrá nada nuevo para los españoles, ya que vivimos esta misma situación antaño, hace algo menos de ocho años. Y es que, a pesar de la gran variedad, el gran número de partidos políticos presentados a las últimas elecciones, los votantes se empecinan en seguir manteniendo el bipartidismo PP-PSOE, alentado por los medios de comunicación y, si bien esta vez el PP ha obtenido la mayoría absoluta, tarde o temprano el PSOE volverá a tomar el poder, otorgado por la gran cantidad de ciudadanos confusos que van cambiando de bando, de izquierda a derecha, sin pararse a mirar la cantidad de opciones que quedan por el camino, y sin entender que el cambio difícilmente va a producirse en las urnas.

Es cierto que debemos sumarnos al cambio, como bien rezaba el lema del Partido Popular anteriormente citado, como también es cierto que no es un cambio de imagen en el gobierno el que debemos buscar, ni un cambio sugerido como reformas en algunas políticas, quedándonos con el mismo perro con el collar cambiado. Lo que de verdad debería interesarnos es un cambio radical, un giro de 180 grados en nuestra forma de ver la política, en nuestro propio pensamiento. Deberíamos buscar una forma de política en la que los ciudadanos no seamos un elemento secundario y pasivo, dejando todo en manos de unos líderes que no buscan otra cosa sino sus propios intereses, y comenzar a mostrarnos activos a la hora de hacer política.

En resumen, deberíamos sumarnos a un cambio en el que nuestra opinión se comenzase a tener en cuenta, y nuestra voz resonase más allá de nuestros propios oídos. Un cambio que supusiera el reconocimiento de las reflexiones del pueblo, el entendimiento por parte de éste de que no es solo un elemento más en manos de unas cuantas autoridades, sino que son esas autoridades las que deberían estar en nuestras manos. Deberíamos sumarnos no a un cambio cualquiera, sino a nuestro propio cambio. Aunque para eso deberíamos restarnos de los cambios políticos habituales.

2 comentarios:

El Ilustrado dijo...

Muy buena entrada Mari, refleja el pensamiento de muchos y está muy bien expresado todo, de verdad vales para esto del periodismo ;)
El último párrafo me recuerda a una frase de la película V de Vendetta: "los gobernantes deberían de temer al pueblo, y no el pueblo a los gobernantes". Si no la has visto te la recomiendo.

Sigue así y seguro que seremos compañeros en algún periódico jaja

Anónimo dijo...

¡PLAS PLAS PLAS PLAS!